La Fascitis Necrotizante también conocida como Fascitis Necrosante forma parte de un conjunto de enfermedades conocidas como infecciones de tejido blando. Dicha entidad tiene como característica la rápida progresión y severidad con que afecta los tejidos y el metabolismo de los pacientes, por lo que su manejo suele ser un reto para el personal de salud tanto clínico como quirúrgico.
La fascitis Necrotizante ha recibido a través de la historia multiples nombre dentro de ellos: gangrena de hospital, gangrena estreptocócica aguda hemolitica, erisipela necrotizante, fagedeno, ulcera maligna del siglo XVIII, enfermedad come carne, entre otras. Los múltiples nombres con los que se ha nombrado dicha enfermedad con el paso de los tiempos hace referencia a la severidad de la misma.
La fascitis Necrotizante es en el 80% de los casos una enfermedad polimicrobiana (múltiples agentes) y afecta fascia, grasa y tejido celular subcutáneo de cualquier parte del cuerpo siendo mas frecuentes las extremidades inferiores.
La fascitis Necrotizante se puede diagnosticar a cualquier edad y es mas frecuente entre la 4ta y 7ma década de la vida con una incidencia de aproximadamente 0.4 y 0.5 personas por cada 100 mil habitantes y su mortalidad global oscila entre un 30-45% de los pacientes sobre todo por las comorbilidades que estos presentan las cuales potencializan considerablemente los riesgos.
Factores de riesgos:
Dentro de los principales factores de riesgos para desarrollar la Fascitis Necrotizante se puede enumerar:
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- Diabetes mellitus.
- Alcoholismo.
- Obesidad.
- Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
- Inmunosupresión.
- Edad avanzada.
- Desnutrición.
- Drogas.
- Insuficiencia hepática o renal.
- Heridas.
- Traumas.
- Cirugías recientes.
- Uso de esteroides
- Enfermedad vascular periférica.
Cabe destacar que dicha enfermedad se puede presentar en paciente jóvenes y sin comorbilidades en bajos porcentajes.
Clasificación:
La clasificación mas reciente de la fascitis Necrotizante la divide en 4 tipos:
Tipo I: Sinergista polimicrobiana (70-80% de los casos)
Tipo II: Monomicrobiana ( Estreptococo Beta Hemolítico del Grupo A conocido como S.Pyogenes)
Tipo III: Microrganismos Gram negativos, monomicrobiana incluyendo patógenos marinos
Tipo IV: Fúngica (hongos)
Según su evolución se puede clasificar en:
- Fulminante
- No fulminante
Cuadro clínico:
Los signos y síntomas de inicio se van a presentar por lo general en el area de la lesión (traumatismo) o adyacente a esta. Dentro de los signos y síntomas podemos encontrar:
- Eritema.
- Tumefacción sin bordes claros.
- Hipertermia (Zona caliente).
- Zona brillante.
- Sensibilidad al dolor.
- Perdida de la función.
- Ampollas o flictenas.
- Costras.
- Salida de secreciones serosas (al inicio), posteriormente purulentas, fétidas o mal olientes.
- Cambios de coloración.
- Presencia de crepitantes.
- Necrosis.
Dicho cuadro evoluciona hasta producir shock toxico o séptico en el paciente concomitantemente con fallo multiorgánico presentando en este caso manifestaciones generales.
Diagnóstico:
El diagnóstico de la Fascitis Necrotizante es de inicio clinico y microbiologico. Tras evidenciar signos principales de la entidad (edema o induración, ampollas o flictenas, crepitantes y ausencia de linfangitis) y posteriormente el aislamiento del agente causal.
El diagnóstico mas fidedigno es el anatómico y se realiza mediante cirugía tras observar la necrosis de la fascia que respeta musculo y cultivo de tejido y/o secreciones que reportan el agente causal.
Se pueden realizar múltiples pruebas de laboratorios e imágenes que arrojará datos esenciales; entre ellas: Biometría hemática (hemograma), Urea, Creatinina, electrolitos, proteína c reactiva, glicemia, bilirrubinas, fosfo creatina kinasa (CPK), proteínas total y albúmina. Dichas pruebas nos orientaran también en relacion al estado metabólico del paciente.
Dentro de las pruebas de imágenes se pueden realizar: Radiografía del área, ecografia, tomografia axial computarizada (TAC) y resonancia magnética.
También se pueden realizar pruebas barométricas, microbiológicas y toma de biopsia.
Muchos de tales exámenes o pruebas están orientados a excluir otras posibles causas que puedan confundir con el diagnóstico de la fascitis necrotizante, por lo que debe de realizarse diagnóstico diferencial con toda patología de infección de tejido blando y enfermedades que puedan provocar cuadro clínico similar.
Tratamiento:
El tratamiento de la fascitis necrotizante consiste en soporte hemodinámico, extenso desbridamiento quirúrgico precoz y el empleo de buena antibioterapia. Adicional a esto se recomienda el empleo de medidas generales como: analgesia, elevación e inmovilización del área afectada, sedación, adecuada nutrición y estabilización hidroelectrolítico. Se recomienda con tales pacientes manejo multidisciplinario y su ingreso a una unidad de cuidados intensivos en cuanto exista disponibilidad.
El tratamiento quirúrgico debe de realizarse de manera precoz, realizando, drenaje de secreciones acumuladas, necrectomía y desbridamiento quirúrgico tantas veces como sea necesario con la posterior valoración de injertos tras controlar la infección. En ocasiones es necesario realizar amputaciones de extremidades con la finalidad de controlar el foco infeccioso.
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